Querido Antoine de Saint-Exupery:
En mi viaje a África mientras caminaba por el desierto me quede observando las estrellas tal cual como dijiste al final de tu libro, mientras las veía un niño de cabellos rubios se acerco a mi y yo le pregunte: ¿Quien eres? Pero no respondió, lo único que me dijo fue: Ayúdame a proteger a mi flor. En ese momento me di cuenta de que hablaba con El Principito y ahora te escribo esta carta para avisarte que ha vuelto desde su planeta.
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